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PREVIENEN SOBREDOSIS CON TIRAS DE FENTANILO |
| 02.10.2022 06:35 pm
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| Material está prohibido en Texas y otros 19 estados por considerar que promueve adicciones |
Nueva York— La propagación del fentanilo –un opioide sintético barato 50 veces más letal que la heroína–, entre la mayoría de los tipos de drogas ilícitas ha llevado las sobredosis fatales a niveles récord en los Estados Unidos.
Las tiras reactivas de fentanilo se han convertido en una herramienta popular pero polémica en respuesta. Los partidarios dicen que ayudan a los usuarios de drogas a tomar decisiones que salvan vidas. Los opositores sostienen que facilitan el consumo de drogas.
Las tiras reactivas son parte de un enfoque más amplio llamado reducción de daños, que sostiene que poner fin a la crisis de sobredosis sólo se puede lograr mejorando primero los riesgos más letales del consumo de drogas y luego tomando medidas para frenar el comportamiento, como el tratamiento de la adicción.
En el último año, alrededor de 10 estados –incluidos Louisiana, Tennessee, Alabama y Georgia, donde los puntos de vista de abstinencia de línea dura son más favorecidos–, legalizaron las tiras reactivas y las hicieron más disponibles.
Pero las tiras reactivas son ilegales en unos 20 estados, incluidos Florida, Texas, Kansas y Kentucky, donde son clasificadas como “parafernalia de drogas”.
El presidente Joe Biden es el primer presidente en adoptar la reducción de daños, y ha hecho de las tiras reactivas de fentanilo un componente clave en su estrategia de control de drogas y reducción de daños propuesta por $307 millones.
Los críticos dicen que las tiras reactivas fomentan el consumo de drogas al dar luz verde a los usuarios si el suministro está libre de fentanilo. Para algunos opositores, las tiras reactivas son incluso más objetables que otras formas de reducción de daños, como la distribución de jeringas limpias, porque esas al menos previenen la propagación del VIH, la hepatitis y otras infecciones peligrosas entre usuarios y no usuarios.
En mayo, los legisladores de Kansas bloquearon una propuesta para legalizar las tiras. “Las tiras de fentanilo no salvan vidas. Seamos claros. Hay personas que quieren fentanilo en la droga que compraron o adquirieron”, dijo en ese momento Molly Baumgardner, senadora estatal republicana, según Kansas Reflector, que informa sobre el Gobierno estatal.
El zar antidrogas de la administración Biden refuta tales críticas. “No hay evidencia científica que respalde esta noción de que los servicios de reducción de daños, como las tiras reactivas de fentanilo, de alguna manera fomentan el consumo de drogas, pero hay evidencia significativa que respalda el hecho de que estas herramientas pueden salvar vidas”, dijo el doctor Rahul Gupta, director de la Oficina Federal de Política Nacional de Control de Drogas.
De hecho, todavía no existe un cuerpo sustancial de evidencia que demuestre directamente que las tiras reactivas han salvado vidas. Los resultados han sido mixtos en un puñado de estudios relativamente pequeños sobre si las tiras disuaden el uso sostenido de drogas.
Un estudio de 2020 de 68 trabajadoras sexuales en Baltimore encontró que después de recibir las tiras, el 84% probó sus drogas y el 69% tomó medidas de precaución, como pedirle a alguien que las revisara o usar cantidades más pequeñas. Pero un estudio de 2018 analizó un sitio de inyección de drogas supervisado en Vancouver, Columbia Británica, donde se preguntó a los usuarios si querían revisar sus drogas (generalmente heroína) en busca de fentanilo. Apenas el 1% optó por hacerlo. Casi el 80% de esas muestras dieron positivo para fentanilo.
En un estudio de 2021, investigadores de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, entre otros, encuestaron a 225 usuarios de drogas en Baltimore y Delaware a quienes se les habían dado tiras en dos programas de distribución de jeringas. Alrededor de las tres cuartas partes informaron haberlas usado. En Delaware, el 69% dijo que cuando los resultados eran positivos para fentanilo, posteriormente tomaban medidas de reducción de riesgos; en Baltimore, sólo el 23% lo hizo.
Ciertamente, la aceptación de las tiras se ha disparado entre los consumidores ocasionales de drogas. Este verano, los funcionarios de Chicago instaron a las personas que asistieron al festival de música Lollapalooza a recoger kits gratuitos de la ciudad. La organización sin fines de lucro TACO (Team Awareness Combating Overdose) ha regalado miles de tiras a estudiantes en al menos una docena de campus universitarios. Muchas salas de emergencia proporcionan tiras a los pacientes con sobredosis al momento de darlos de alta.
Los mensajes divergentes sobre las tiras reactivas de fentanilo se traducen en prácticas inconsistentes incluso dentro del mismo estado. Kentucky las considera parafernalia de drogas, pero otorga autoridad para tomar decisiones a los departamentos de Salud locales. Entonces, en ciudades como Lexington y Louisville, las unidades móviles o las clínicas distribuyen las tiras fácilmente, dijo Jim Thacker, director de proyecto de Target4, un programa de reducción de daños y prevención del VIH en la Universidad de Kentucky. Pero en muchos condados rurales, dijo, los agentes de Policía han detenido a los participantes del programa y confiscado los kits.
Thacker dijo que particularmente en la zona del Medio Oeste de EU conocido como el Cinturón Bíblico –Bible Belt–, la resistencia a la reducción de daños surge de un estigma que aún se asocia con el consumo de drogas.
“Mucha gente no ve la adicción como una enfermedad”, dijo. “Es visto como un fracaso moral. Escuché varias veces que ‘la mejor manera de resolver el problema de las drogas en Kentucky es reunir a todos los usuarios de drogas y encerrarlos en un espacio grande y suministrarles todas las drogas que puedan desear y dejar que todos tomen una sobredosis y mueran”.
Incluso cuando las tiras reactivas se obtienen fácilmente, tienen limitaciones. Miden la presencia de fentanilo pero no su concentración. Si bien muchas clínicas, farmacias y programas de tratamiento de drogas las ofrecen de forma gratuita, en lugares donde el acceso es difícil o está prohibido, deben comprarse en línea por alrededor de $1 o $2 cada una, un costo que puede acumularse rápidamente para un usuario habitual.
La eficacia de la prueba, en la que se disuelve una pequeña muestra de droga en apenas un tapón de agua en el que luego se sumerge una tira, depende completamente de la del usuario. Es por eso que los trabajadores de extensión intentan involucrar a los usuarios directamente, trepando debajo de los puentes para encontrarlos y examinando los parques cerca de las escuelas secundarias.
Las pruebas requieren aún más diligencia por parte de las personas que compran versiones falsificadas de píldoras como Xanax, OxyContin o Percocet a través de las redes sociales o vendedores ambulantes. Los cárteles que prensan las pastillas las adulteran al azar con relleno de fentanilo. Entonces, si bien una píldora puede dar negativo, otras pueden estar contaminadas. Cada pastilla debe ser probada.
Pero tal rigor es antitético para los jóvenes que buscan divertirse o para las personas que luchan contra la adicción, dijo Kevin Sabet, quien, junto con el ex congresista Patrick Kennedy, es uno de los fundadores de la Fundación para Soluciones de Políticas de Drogas.
“La adicción es caótica y perturbadora”, dijo Sabet, quien cree que la utilidad de las tiras es modesta. “Secuestra el cerebro. Entonces, la idea de que mientras estás en una adicción activa vas a tomar muchas decisiones racionales con respecto a tus drogas va en contra de la noción misma de lo que es la adicción”.
Autor: Jan Hoffman / The New York Times
Fuente: https://www.eldiariodechihuahua.mx/
manuelgandaras@gmail.com
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Por: Dr. Fernando A Herrera Martínez |
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